De primeras, cuando escuchamos la palabra
"cultura" muchas personas relacionan este concepto con "ser
culto". Acuñan la posesión de determinados conocimientos (considerados
generales, ya sea sobre arte, ciencia, geografía…) a ser una persona culta, y
todas aquellas personas que carecen de esos saberes no lo son. Si esto es así,
una persona que no haya visto la película “Casablanca”, no haya leído a
Shakespeare, no haya escuchado a “The Beatles”, ni sepa dónde está Uzbekistán, sería considerada una persona totalmente inculta…
Esta visión está más extendida de lo que nos podríamos
imaginar. Pero nosotros no vamos a partir desde ese punto de vista. En mi opinión no debemos, ya que sería bastante ilícito a nuestra
moral como educadores. No podemos participar en acentuar las desigualdades que
ya existen por esta perspectiva.
Creo que la cultura debe
entenderse como algo intrínseco a cada uno. Cada cual va construyendo su propia
cultura a través de todas las relaciones sociales y contextuales. La cultura es
algo que se aprende dependiendo de las señales y percepciones que la persona
recibe de su entorno. Pero esto también implica que la cultura no es neutral.
Por eso, es importante reconocer que no siempre toda cultura transmite valores
“buenos”, y que a veces puede llegar a ser peligrosa y nociva para el individuo,
las relaciones humanas, o incluso para el planeta…
La
transformación hacia una cultura moderna: “consumo, luego existo”... Triste, pero cierto.
Alba Deelstra Forner
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